viernes, 31 de octubre de 2014

Andrés y su paso por mi vida.


A veces lo odio,
lo extraño también.
Me hace llorar
y mi cabeza la  pone al revés.

Sufro por todo,
no me aguanto más,
sólo queda esperar
y ver cuando se va.

Maldito y bendito seas Andrés
que vienes una vez al mes.


No siempre son así las menstruaciones de una mujer. A mi muchas veces me da por salir y correr un poco, me pongo muy feliz, en fin, mis hormonas están en un Oktober fest interno, mientras que por fuera la que da la cara y  parece una digna loca del Hospital Psiquiátrico “Lorenzo Ponce” de Guayaquil, soy Yo.

La antesala a los días de sangrado de ciertos ciclos es una catástrofe. Me pongo hipersensible, me duele e influye todo, desde el más insignificante comentario subido de tono, hasta el más profundo enigma como la inmortalidad del cangrejo.

Es una conexión con todo, en especial con lo vivo, empezando con la tierra, el aire, el cielo, las estrellas, la luna y la caricia o mirada de alguien. Todo esto hace que te duela estar viva, ya que...
¡Lo sientes todo! Sin duda alguna, todas las mujeres hemos experimentado algo de esto.

Me pasaba que, antes como hace 10 años, “hecha” la citadina, la mayoría de veces no disfrutaba de mi menstruación, lo vivía como un día más, y hasta era incómodo; odiaba la menstruación
Tomaba muy extremista la “inocente” visita de Andrés; si me sentía muy feliz, salía con mis amigas al cine, etc. O de lo contrario me encerraba en mi habitación y no me daba la gana de abrir las cortinas, ni la puerta, ni nada, para así tener un ambiente digno de un “emo”... y ya. Jamás busque conectarme con nada de esas cosas “hippies” (según yo, en esa época). Hasta que, naturalmente la sabiduría y conexión iban llegando, a medida que pasaba el tiempo y abría mis canales para recibirlas.

El conocer mi cuerpo, entenderlo, cultivarlo, conectarme con él y su entorno Madre, pasó de ser algo enigmático, a ser algo precioso y necesario para mi desarrollo como ser humano, y sobretodo como mujer. Fui sintiendo el llamado natural y dejándome llevar, haciendo a un lado los paradigmas que ponen en tu cabeza y viviéndolo de una manera libre.
Empecé por contemplar la luna (sobretodo luna llena) muchas horas, recostarme en el pasto, respirar lentamente y simplemente dejar que mi ser se inunde por ese sentimiento de felicidad. Con su brillo de neón, y siendo el foco de la noche, yo sólo sentía una gran alegría, que hasta soltaba un par de lágrimas por ahí. Sentí como internamente algo pasaba, y circulaba por mi vientre bajo, sentía el vibrar de un ruido interno; como si un mundo se estuviera manifestando.

Nuestro cuerpo femenino está en constante renovación y cambio cíclico, porque este se prepara para un eventual embarazo siempre (hasta los 40 años en términos promedio). La sangre es solamente una parte de este ciclo.
En la primera mitad del ciclo menstrual, la pared interna del útero (endometrio) se ensancha, ya que tenemos altos los niveles de la hormona femenina llamada estrógeno, al mismo tiempo, por el estímulo de diferentes hormonas, el óvulo empieza a madurar en uno de los ovarios.

Durante la segunda mitad del ciclo menstrual, mientras el útero se sigue preparando para un posible embarazo, el óvulo comienza a desplazarse a través de la trompa de Falopio hacia el útero. Si un espermatozoide se encuentra con el óvulo en las trompas, lo fertiliza y luego el óvulo se adhiere a la pared del útero, o sea la mujer queda embarazada.

Si el óvulo no es fertilizado o no se adhiere, se disuelve o es absorbido por el cuerpo. Como el embarazo no se produjo, los niveles de hormonas bajan y el recubrimiento ensanchado del útero es liberado en forma de sangre menstrual.

Esto es sólo una explicación general, para entender  lo que pasa anatómicamente dentro de nosotras; pero seguramente la experiencia de cada una es muy similar, y a la vez única, dependiendo de cada mujer.

Son estos sentires y evoluciones, por los que agradezco ser mujer. Vale la pena ponerse hipersensible o histérica, si mi novio o familia me dicen “loca” con cariño, pero al fin y al cabo loca. Porque me siento viva y es genial. Somos seres especiales, destinados a dar vida,  ligados con el cosmos y  la galaxia. Salud por ello.

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