jueves, 30 de octubre de 2014

Se viaja para...


Desde que fui adolescente soñaba con viajar y descubrir nuevos mundos. Cuando tenía 19 años me fui a vivir a otra ciudad más grande, ya sea por el pretexto de que la carrera que yo quería no había en mi ciudad, o el simple y grande deseo de independizarme y vivir sola (en realidad fueron los dos.)
La principal motivación; una vida sin dramas familiares, ser libre y probarme a mi misma de lo que estaba hecha.
   
En cuanto a mi primera experiencia (larga) de viaje, me encontré con viajeros de todo tipo; desde el más relajado, que tenía sus ahorros y tiempo sin límite para viajar, músicos y artistas de los mejores que he visto en mi vida… hasta el más novelero, que quería fotos en todos los lugares para subirlo a fb (aaaaysh), para que así supongo yo , sus amigos y conocidos lo "admiren". Está bien aceptar que no viene mal un poco de fama, pero el punto es responderse a uno: ¿para qué se viaja? Creo que debemos tener por lo menos una idea o deseo acerca de esto, ó tratar de descubrirlo en el camino. Y ahí es donde me contradigo, porque si bien, en mi primer viaje salí con el deseo de aventura por conocer nuevos: lugares,  culturas, música, gente, y en general tener esa experiencia en mi ser…  la gran respuesta acerca de la necesidad por la que salí de viaje, la encontré casi al regresar de ese maravilloso vuelo lleno de experiencias, en donde 6 meses descubriendo la vida, transcurrieron como si fuese un año.


                                                                 Isla del Sol - Bolivia                                                         

Sólo cuando regresé, encontré respuestas y reafirmaciones a muchas cosas, enigmas y situaciones extrañas que encontraba en mi entorno y que algunas veces me carcomían la cabeza. Como las típicas preguntas: ¿y, qué título tienes?, ¿Cuándo te casas? y otras estupideces de ese tipo que la gente pone por delante de lo que verdaderamente importa en la vida y te define como persona. 

En la actualidad llevo 3 años viajando, puedo decir con mucha alegría que el VIAJAR ha sido la mejor Universidad que he tenido y en donde he conseguido mis mejores especializaciones.

Lo cierto es que se viaja para conocer, aprender y descubrir. De paso me descubrí a mi misma, se me abrieron puertas que no me arepiento haberlas cruzado y recibí regalos inesperados  de los que estoy grandemente agradecida.

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