sábado, 21 de febrero de 2015

Lenguas húmedas, cuerpos vibrantes y bocas apasionadas en almas brillantes.





¿De donde salió esa linda muñeca que viene hacia mí?, 
quisiera hacerla mia y  de nadie más.

 Y la muñeca fue su esclava, haciéndolo esclavo a él también.
 Esclavo de cobardía y fantasía, sin  valor para conquistar un mundo impredecible, simple y complejo a la vez… el mundo real de un ser  humano llamado: MUJER.  


Hoy amanecí con una energía deliciosa que me acompaña y hace sentir lista para terminar de escribir este texto, que lo empecé a vísperas del famoso: San Valentín.

Estos textos más que empolvados, estuvieron escondidos... eludidos,  muy seguramente por vergüenza o por simple descuido.  Y digo vergüenza, porque en Cuenca, como en muchas sociedades, todavía  son conservadoras de tabúes, de cosas que ni siquiera se han atrevido a analizar o explorar,  por el simple hecho de estar enfrascados en su “tradición”.  Yo creo fielmente que hay que ser conservadores de tradiciones ancestrales que valgan la pena como: el arte, la música, trabajo artesanal, conexión con la naturaleza, valores humanos, etc. Y no de cosas que sobre dimensionan la ignorancia y simple repetición de un renglón, sino cosas que permita al ser humano descubrir y desarrollar su hermosa capacidad de PENSAR y SENTIR.

Muchas veces al tocarnos, desear o sentir, nos sentimos pecadores y culpables por herencia. Porque mediante el miedo y sin otro argumento, nos enseñaron a sentirnos de esa manera. Así fue, en una sociedad conservadora como la que yo crecí 19 años de mi vida,  poco a poco tuve que ir moldeándola de estas desastrosas ideas… hasta hacer lo que hoy es: MI sociedad.

Conectarse íntimamente en placer con una misma o con alguien, es algo galáctico y tan placentero como comer;  pero más rico. Tan natural y digno en el ser humano, que merecemos disfrutarlo y  hacerlo por el resto de nuestros días.

Partamos desde el simple hecho de que para disfrutar la vida, gozándola  o sufriéndola, debemos aceptarnos y amarnos como somos, con esas libritas y fetiches demás, los lunares que no nos gustan, la particular nariz de la que podemos sacar provecho, con esas ganas de tener un cuerpo escultural, sabiendo que poco a poco lo lograremos si llevamos a la acción el cuidar mejor nuestro cuerpo, etc.

Una vez superados estos complejos, el siguiente paso es la seguridad que se necesita para andar con esa prosa por la calle y quererse todos los días en casa. Sólo esto, nos llevará al resultado de corregir con amor, la ridícula ignorancia de ciertos hombres y mujeres que se miden físicamente, que no saben quiénes son y mucho menos lo que quieren.



Desafíliate del club malhumorado de las y los mal cogidos.



Se dice que en la cama se conoce realmente quien es quien, y comparto totalmente. Hacer el amor o tocarse no es más que algo natural, divino y necesario, ya que al conocernos, sabemos lo que necesitamos (que no es específicamente “amor, comprensión y ternura”), lo que no necesitamos también y lo que hace feliz a nuestro ser.

Bese con pasión, quiérase a si mismo, ame con locura y no olvide el toque de dulzura.

Hermosa y finalmente, no hay nada mejor que un cuerpo y mente satisfechos, después de un polvo de estrellas que te provoca el orgasmo.




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